UN ALMA CON TELARAÑAS

 

Sombría la siesta en que me despierto

y entreabriendo los ojos, entre sueños, 

rozo una sensación de no ser nada, 

sintiendo un gran vacío en mis adentros.

 

Confuso, no me atrevo a incorporarme

ni a murmurar siquiera ni un lamento.

Sigo clavado en mi sofá, cual sauce,

llorando ramas en mi desconsuelo.

 

Estoy perdido, débil y cansado,

grita mi corazón, pero en silencio,

aturdido quizá por la apatía,

mientras que por mis venas, corre el tiempo.

 

¿Dónde está aquella vida que aguardaba?

¿Por qué se ha convertido en un tormento?

¿Qué vereda o camino he de seguir

para alcanzar de nuevo el firmamento?

 

Gruesa mi piel, de arrugas por los años, 

ha cambiado mi cuerpo en esperpento,

cesando de correr por los arroyos

de esta vida cargada de lamentos.

 

De telarañas, llena está mi alma,

poco a poco, mi cuerpo va muriendo.

 

* * *

Fernando Cravioto

04/08/2016

 


Comentarios: 4
  • #4

    Fernando Cravioto (martes, 25 abril 2017 09:12)

    Fermina, gracias por tus hermosas palabras que me acarician por dentro, y gracias por tu soplo, que aleja de mí la incertidumbre de sombras portadoras del miedo. Un beso. ♥

  • #3

    FerminaLópez (martes, 25 abril 2017 08:28)

    Es el paso de la vida lo que hace que se llene el alma de lamentos, acaricio con un soplo tu desdicha para que se la lleve el viento.
    Gracias por compartirlo.

  • #2

    Fernando Cravioto (lunes, 24 abril 2017 18:17)

    ¡Gracias, María Laura! Qué maravilla, que me traes una respuesta, una ayuda de amor y luz...
    Hay momentos en que el gran peso de las sombras, no me deja ver la Verdad. Pero al igual que la noche sigue al día, la Luz sigue a esa oscuridad. Un fuerte abrazo ♥

  • #1

    María Laura Procik (lunes, 24 abril 2017 16:49)

    ¡Guau! ¡Qué bellos versos!
    Si el alma se ha llenado de telarañas, si el cuerpo siente el paso de los años y el peso de las cruces que nos tocan llevar en la vida... pues, ¡A limpiar con plumeros de luz, barrer los malestares con escobas hechas de rayitos de sol, a lustrar los pisos con rayos plateados de luna y a seguir caminando, aunque sea con muletas!!!
    Ya no correrán arroyos, pero sí habrá aguas calmas como manantial. Que la juventud se lleva en el corazón, no en la piel y las arrugas son las huellas de lo vivido. ¡Dar gracias a Dios por la vida!