CANDADOS
Abandonar los candados y las llaves.
Dejar las puertas abiertas a la vida.
Abrir las manos con las palmas hacia arriba.
Matar al miedo abandonándolo en la calle.
Así quisiera que fuera, así quisiera.
Que las miradas no fueran a escondidas.
Y que las risas no fueran cohibidas.
Sino más bien abiertas y sinceras.
Volar de corazón en corazón.
Sumar alegre, y no restar jamás.
Estrechar lazos dando abrazos de paz.
Cantando versos debajo de un balcón.
Al fin y al cabo ¿qué hemos venido a hacer
a esta vida tan extraña y singular?
Parece ser que hemos venido a amar,
pero hacemos la puñeta por doquier.
No me resigno a vivir de esta manera.
Yo, mi candado, lo tiro de buen grado.
Y con su llave lo dejo abandonado.
Mi puerta abierta al paso de quien quiera.
* * *
Fernando Cravioto
11/12/2017
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