LA VIDA

 

La Vida llama a mi puerta,

cada mañana.

Cada amanecer toca en mi ventana...

Y me invita a ser parte de ella.

Del aire,

de las aves,

del sol,

del horizonte...

 

¿Cómo puedo negarme?

 

Despliego las alas de mi alma

y, de un salto, 

me subo a sus caderas,

y me fundo con ella 

en un abrazo.

En un abrazo que dura todo un día.

 

Qué suerte es encontrarte, Vida...

Saber que estás aquí,

poder tocarte,

sentir tu piel correr desnuda por mi cuerpo...

Acariciar tu despertar

a cada instante.

 

Qué bueno, Vida,

que viniste a buscarme.

 

* * * 

Fernando Cravioto

08/05/2017

 

 


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