DOCE LUSTROS

 

Que el tiempo pasa raudo nadie lo pone en duda.

Montones de recuerdos mezclados, sin remedio,

se cuelan sin permiso, llenando mi presente.

Tirándome del alma a golpecitos cortos,

pidiendo que los mire de nuevo frente a frente.

 

¿Qué mas da veinte años, que sesenta o que cien?

Siempre seré aquel niño para los más mayores,

o bien seré mayor para esos ojos jóvenes.

Qué mas da, digo yo, si todo es relativo.

Si una vez que han pasado no hay vuelta atrás de nuevo.

 

Doce lustros de amores, de penas y conflictos,

de risas y de llantos, de fiestas y de amigos.

De días muy oscuros y de otros luminosos,

con sombras y con luces, con jueces y testigos.

Todo por aprender, mas todo ya aprendido.

 

Doce lustros no es nada, me digo y me repito.

Sólo es un pensamiento, un recuerdo, un atisbo.

El tiempo ya ha pasado, pero vuelvo a ser niño

en un cuerpo gastado, cercenado, impreciso,

lleno de cicatrices que muestran mi camino.

 

Doce lustros no es nada, tan sólo es un suspiro...

Todo por recorrer, mas todo recorrido.

 

* * *

Fernando Cravioto

15/06/2018

 

 



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