MICCIÓN IMPOSIBLE
(Poema humorístico)
A cierta edad, caballeros
y señoras que me escuchan,
es ciertamente indignante
y también muy preocupante,
cuando en la calle me encuentro,
no disponer de un lugar,
adecuado a tal efecto,
para poder desaguar
sin morir en el intento.
¿No sería justo poner,
entre una y otra esquina,
un lugar donde mi orina
pueda al instante verter?
A mi edad ya no perdona
la vejiga protestona
ni la próstata mamona,
que no para de joder.
Así que, mira por dónde,
cuando yo salgo a la calle
paso un suplicio constante
en busca de un urinario,
que aunque parezca aberrante,
sería lo más elegante
para saciar mis ahogos
descargándome al instante,
y así salvar mi decoro.
Yo no lo pido, lo imploro.
Por favor, y por su madre,
no sea usted miserable
y póngame un inodoro.
¿No se dan cuenta, señores,
que es menester acuciante
socorrer al viandante
para atender sus micciones?
Ciertamente no le dan
el valor que el caso tiene,
pues lo que sale del pene
se tiene que liberar.
Pero no detrás de un árbol,
no vale cualquier lugar,
sino más bien en un sitio
oculto de las miradas,
aseado y singular.
No me olvidaré jamás,
de aquel día horripilante,
cicatero y agobiante
en que iba haciendo ziszás.
No por estar yo mamado,
sino por cerrar las piernas
y de una manera tierna,
evitar quedar mojado.
De manera que ya saben:
A una micción imposible
me enfrento cada mañana
cuando salto de la cama
para ir a dar mi paseo,
y resulta que no veo
en toda mi caminata,
ninguna letrina al uso
donde soltar mi meada.
Le ruega de corazón
un servidor, impaciente,
que si no es inconveniente,
atienda mi petición:
¡Urinarios en las calles!
¡Micción imposible, no!
* * *
Fernando Cravioto
29/05/2019
Esta página web ha sido creada con Jimdo. ¡Regístrate ahora gratis en https://es.jimdo.com!